miércoles, 21 de enero de 2015

Recuerdo

Foto Larry Fink


Hoy es un día de tristes recuerdos, un día gris y frío de invierno inmisericorde, un día rodeado por la pena y el miedo a partes iguales, un día en el que la ilusión y el entusiasmo han decidido tomar un descanso, un día en el que el pasado asedia al presente y desplaza lejos al futuro, un día en el que lo cotidiano pierde color y se queda parado en un tono amarillento y un poco apolillado, un día en el que queremos dejar de pensar y en el que si pudiéramos no asomaríamos la nariz por encima de las sábanas.

Mañana deberemos conseguir que hoy quede archivado en un ayer reciente, que la memoria lo maltrate y que nuestra cabeza lo sitúe en una de esas esquinas que nunca se barren para que el polvo de la melancolía lo tape por mucho tiempo, hasta que las telarañas del olvido lo hagan inaccesible a nuestra conciencia de vividores y luchadores por una vida feliz y placentera que ponga cordura a aquellos desencuentros y dislates de la vida que nos tumbaron la alegría . Como decía el personaje de Violetta en La Traviata "en el mundo es locura todo lo que no es placer" (ni Alejandro Dumas lo hubiera puesto mejor en boca de su Margarita Gautier).

Aunque dolorosa, no es que sea, desgraciadamente, la pérdida más significativa para mis entretelas hoy, sin embargo me voy a tomar la licencia de poner aquí un recorte de uno de los artículos de la admirada Concha Caballero.

"Nos habían dicho, de mil maneras, que el radicalismo se curaba con la edad; que era una especie de enfermedad juvenil que prendía especialmente entre la gente de buen corazón. Nos decían que con los años, la experiencia y los golpes de la vida se amortiguaba la visión crítica de la realidad y que, a partir de los cuarenta, uno estaba dispuesto a negociar con la realidad y a dejarse vencer, cuando no a convencer.
Justo cuando estábamos a punto de cumplir las palabras de Neruda —“Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”— o la profecía poética de José Emilio Pacheco — “Ya somos todo aquello / contra lo que luchamos a los 20 años”— (...)*
Por eso, con los años y la experiencia, muchos nos estamos volviendo más radicales. Y ojalá no fuera así. Ojalá la realidad nos permitiera pintar la vida en vivos colores y no ser tan dolorosamente conscientes del sufrimiento ajeno. Y no me refiero a un radicalismo verbal ni gestual, a la torpe exhibición de camisetas o de enseñas. No tenemos el puño en alto sino el corazón en un puño ante los nuevos tiempos. Y esa flor extraña de impotencia, de radicalismo profundo y reflexivo, pugna por hacerse ramillete, prometedor fruto, que no desesperanza".

* Las siguientes palabras de Concha hacían referencia a los avatares recientes de todas las crisis-estafas que sufrimos en este tiempo, yo lo uso en el sentido de que era mentira que los golpes de la vida te amansen, más bien al contrario te aclaran el pensamiento, te esparcen el corazón y valoras mucho más lo de esperar cantando...


viernes, 16 de enero de 2015

Hoy comienzo...


Carmen Laffon

Hoy comienzo a escribir y compartir, conceptos siempre unidos pues no se escribe si no es para ser leído y por tanto para ser acompañado, este cuaderno en el que pretendo verter algunas reflexiones sobre mi entorno, sobre mi "tribu", sin más pretensión que respetar el principio de no levantar fronteras.

Cubierta es una palabra con tantas acepciones que cada uno le encontrará un sentido diferente en cada entrada. Hoy más que algo que protege, como la cubierta de un edificio, o que cierra, como  la tapa de un cuaderno, quiere ser la superficie abierta de un barco. Lo que te conecta con el exterior, lo que permite que el aire fresco y húmedo te de en la cara, lo que ayuda a que vislumbres el rumbo mirando al horizonte o lo que te da la certeza de que navegas al lado de otros seres vivos.

Todos los que me conocéis sabéis de mi poca afición a lo marino, de mi lejanía al capitán Ahab y se pueden imaginar que nunca haría como Ishmael, irme a descubrir la parte marítima del mundo cuando no sepa muy bien qué hacer. Contrariamente, en esas circunstancias me acercaré a esta cubierta y os contaré lo que me parezca como si estuviéramos charlando en una azotea del barrio de San Lorenzo o en la terraza de nuestra casa en el "Manaó", teniendo en el horizonte la campiña y los cerros ondulados de las estribaciones de Sierra Morena.

Si en una ventana de cualquier estancia de vuestra casa en la que dé el sol ponéis un panel que la tape completamente y abrís un pequeño orificio el reflejo del sol cada día a la hora del cenit irá haciendo un  recorrido similar al de la imagen, si lo mantenéis durante un año habréis construido vuestro calendario solar, como los egipcios en sus pirámides, y la medida del tiempo en vuestro hogar será única.
  
Analema